Plato Repetido
Nada fue demasiado. Ni la micro en que todos íbamos colgando y gritando Pearl Jam!Pearl Jam!, y que nos llevó al San Carlos, ni la falta de algo para tomar durante la espera, ni los empujones, los apretones, ni los moretones que salieron después. Nada fue demasiado después de 10 años de espera. Por eso, sólo con la intención de estirar lo más posible el momento, volví al día siguiente, sin entrada, dispuesta a escuchar desde el estacionamiento, el segundo concierto. Y ni los pacos correteando a los fans clandestinos arriba del caballo, ni la hora de taco que significó salir del San Carlos, fueron demasiado.
Y es que cuando has olvidado tantas cosas, la pura emoción de que alguien logre ponerte la piel de gallina por un segundo, es suficiente. Quizá por eso, sentada en una vereda y sin la adrenalina que implica estar en medio de la cancha con miles de personas, ciertas realidades se te caen encima. Me corrían las lágrimas con Black. Y eran puras ganas de llorar por nada. De llorar sólo por lo que has perdido, por lo que no volverás a ser, de llorar porque dejaste de creer, y de amar, y de vivir. Pearl Jam era la época de amar con locura. De tener prioridades y no listados. Era la época en que el mundo se acababa con un lento, y ese lento era Yellow Led Better. Después de eso no había nada más. En que una noche podía durar una vida y en que las desilusiones simplemente no existían. Sólo habían más ilusiones. Me dolió el pedazo que me faltaba. A punta de negar las cosas, una termina por borrarlas. Hasta que alguien te las recuerda y entonces duelen. Te duelen las noches en vela, las amistades que creíste que serían eternas, los escasos besos torpes, lo que juraste que no cambiarías, y todas esas cosas de las que alguna vez te sentiste orgullosa, rebotan en cada una de las letras. En las guitarras. Y en la bulla de adentro, esa que no se calla con un concierto.
Eso fue Pearl Jam. Volver a emocionarse por algo, en una época en que ya nada emociona, ni te desvela. Blog para cebollear.
4 Comments:
Wow...qué concierto, qué nostalgia, qué post!!!
Es verdad; cómo antes los vaivenes emocionales nos movían a cada instante.
A cada minuto en que uno quería y que añoraba catarsis tales como las del martes pasado, que sin duda esperamos mucho. Y lloramos, lloramos por un tiempo perdido que por un poco más de dos horas recuperamos, donde tuvimos sólo convicciones y certidumbres. Donde los dolores dolían menos. Donde rearmamos el rompecabezas de los recuerdos. Donde la emoción corría llana, pura y destilada.
Uf. Estoy con los pelos de punta ahora y con los ojos vidriosos.
un abrazo! gracias por la "cebolleada"!
Así que estabas en los estacionamientos?? Yo estaba adentro... me acordé ene de los jueves donde Samy mientras sonaba "keep on rockin' the free world..."
Hay que juntarse pequeña.
Saludos
Siempre alguien te recuerda lo que borraste.
Duele.
pero en fin... aunque pueda gritar menos ahora...puedo hacer mia una frase...
"im still alive..."
y lucho por (re) encantarme.
uy que lindo!!!!...es lindo emocioanrse una y otra vez.
actualicé el blog...échale un vistazo cuando puedas :))))))
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